top of page

De los 400 golpes a Adolescencia

  • Julio C. Torres
  • 9 sept
  • 3 Min. de lectura

La tragedia ya no se juega en las instituciones ni en la calle, sino en la virtualidad que reconfigura subjetividades y redefine lo real

El derrotero del púber de Truffaut lo lleva de la escuela a la calle, de la calle al reformatorio y del reformatorio a la orilla del mar; allí el púber descubre que el mar es inmenso y desconcertante al igual que una libertad sin ley.


ree

El púber de Truffaut no encaja en las instituciones de la sociedad; los púberes de la serie Adolescencia (2025) no encajan en la realidad.


En el final del primer capítulo luego de ver el video en el que apuñala a su compañera de colegio Jamie le dice a su padre: - Yo no fui, yo no hice nada.


En el segundo capítulo, cuando la policía busca explicaciones en la escuela como territorio natural de la tragedia, el hijo del investigador, que es alumno en el lugar, le dice a su padre que está buscando mal, que no entiende nada, que el escenario de la tragedia son las redes, que el sustrato del crimen es imaginario.


ree

En el tercer capítulo, la psicóloga frustra a Jamie cuando le dice que esa es la última sesión, que no volverá a verlo o a visitarlo y, sobre todo, cuando él le pregunta: ¿te agrado? y ella le responde que ha venido como profesional.


Antes de este intercambio y luego de alcanzar alguna comprensión acerca de los procesos subjetivos de Jamie, la profesional lo interroga: ¿Entiendes lo que es la muerte? En esa pregunta se hace patente algo del orden de lo Real.


Las imágenes se pueden negar, la significación de los actos se puede desmentir, las palabras no valen nada, pero la muerte es algo de lo que no se puede hablar, que no se puede representar, pero que se impone por sus efectos, y en ese sentido ordena, en ese sentido es la ley.


Tomemos este ejemplo de Antonio Machado: un golpe de ataúd en tierra es algo perfectamente serio.

El golpe es del orden de lo Real, no el ataúd, no el muerto.


ree

Finalmente, en el cuarto capítulo, durante una comunicación telefónica 13 meses después del asesinato, Jamie le anuncia a su familia que ha decidido declararse culpable. ¿Cuánta incidencia pueden haber tenido aquellas frustraciones ofrecidas por la psicóloga en este largo proceso y esta resolución de Jamie?


La escena final del padre arropando el osito podría sugerirnos algunas preguntas. El autorreproche culposo de los padres es entendible, pero resultaría en una moraleja tranquilizadora y demasiado simple, al estilo de ocúpate mejor de tus hijos, prestales más atención o pagarás las consecuencias.


Podemos proponernos pensar que el objeto transicional, ese objeto mediatizador de un espacio entre un mundo interno y un mundo externo, ya no es más el osito, sino el celular, y el celular no es un puente entre la fantasía y la realidad, sino entre la realidad y la virtualidad de la realidad.


En esa misma línea, el cuarto infantil como territorio también es posible que haya quedado desarticulado, o al menos desdibujado como marco de contención.


ree

Los niños no se encierran más en sus cuartos, sino en sus pantallas. Y los niños no son los únicos.


La pregunta quizás ni siquiera sea ¿cómo se educan nuestros hijos? sino ¿qué modificaciones en la construcción de la subjetividad pueden estar operando por el incremento del uso y el consumo de lo englobado bajo el nombre de las nuevas tecnologías?


Luego, el problema con el mundo ya no consiste en construir las condiciones de la libertad personal como en “Los 400 golpes”, sino en lo inabordable de su carácter real.


Quizás hoy, Antonio Machado debería modificar sus versos al ver que lo más serio para esta nueva raza de seres que habita la tierra es el golpe mortal eventual de un pequeño objeto rectangular que cabe en una mano.

Comentarios


LOGO.png
bottom of page